viernes, 7 de agosto de 2015

¿Lo peor? Fuera diluvia. No el típico chaparrón de abril, sino una lluvia tipo tío-dónde-está-mi-arca. La clase de lluvia que te insufla ganas de esconderte en un bar oscuro, beber vino y comer queso, y después tener sueños disparatados toda la noche. Pero mi presupuesto no es de vino-tinto-y-queso. Mi presupuesto es de perrito-caliente-y-zumo-de-papaya. Así que aquí estamos. 

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