viernes, 16 de diciembre de 2016

Treinta y dos compases, la duración media de una canción. Nada más que eso había tardado la tierra en salirse de su órbita y caer dando tumbos en una red de estrellas.
...
Lo amaba por todas las razones y por ninguna.
<<Eres todo lo que siempre he preferido -deseaba decirle-. Eres mi canción de amor, mi tarta de cumpleaños, el sonido de las olas del mar y de las palabras en francés y de la risa de un bebé. Eres un ángel de nieve, crema quemada, un caleidoscopio lleno de purpurina. Te quiero y nunca me alcanza´ras, porque te llevo ventaja y mi corazón va a la velocidad de la luz>>.

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